Caía la noche. Como era natural en aquellos años, las familias se sentaban a disfrutar de los placeres que brindaba ese nuevo medio llamado televisión. Mi padre nos reunió para ver las noticias y de la pantalla se dejaba ver el rostro adusto y la voz grave de ese maestro de periodistas, Mario Velazquez, que relataba los acontecimientos de las últimas horas. Estudiantes panameños eran reprimidos a sangre y fuego por el ejercito más poderoso del mundo. En mi barrio, lejos del teatro de los acontecimientos, los vecinos, todos ellos hombres y mujeres provenientes de lo más profundo del interior de la república, se miraban crispados con una sensación de impotencia ante los hechos consumados. Recordemos que en aquellos tiempos los estudiantes gozaban de prestigio y respeto en la comunidad por lo que representaban para el futuro de las familias y el país. Hoy, tantos años después de aquella gesta heroica se mantiene viva mi admiración y respeto por aquellos que cayeron abrazando un ideal que se cristalizó con el último día del siglo veinte y el amanecer del siglo veintiuno.
Como homenaje, aquel famoso poema de "El león de los leones".
QUE SE VAYAN DEL CANAL
Por: Carlos Francisco Changmarín
Recuerda el "Nueve de Enero",
patria, cuando tu bandera
violada fue por la fiera
aquí, bajo el propio alero.
Ascanio, mártir primero,
sobre su tierra natal,
como flor primaveral
sajada por la tormenta,
cayó en la noche violenta...
¡QUE SE VAYAN DEL CANAL!
Unos pardos y unos crueles
perros de la extranjería,
desgarraron aquel día
la Patria de mis claveles.
El aullar de los lebreles
con la metralla infernal,
encendía la fantasmal
anchura de su ignominia...
gritaba el pueblo en la línea
¡QUE SE VAYAN DEL CANAL!
Sólo de sangre y de pecho
el pueblo armado trepaba
por la nube colorada
que surgía de su derecho.
La piedra de trecho en trecho
rompía la noche fatal,
y aquel ejemplo inmortal
de Victoriano Lorenzo,
ardía en el Ancón inmenso:
QUE SE VAYAN DEL CANAL.
Yanqui de estiércol y plomo,
de saliva y de cloaca,
de carroña y de resaca
y de pensamiento romo.
¡Ay ... recuerda Patria, como!
embestían tu pedestal...
con la bazuca bestial
que forjó el imperialismo.
Pero batallaba el Istmo:
¡QUE SE VAYAN DEL CANAL!
Era sólo una bandera,
sólo una flor de agonía
para la soberanía
irrebatible y entera.
Pero la agresión artera
en decisión animal,
desparramó su arsenal,
sobre el grito estudiantil
corría la sangre viril
¡QUE SE VAYAN DEL CANAL!
Pero nadie se asustó…
-contra el fusil, la conciencia-
Fue creciendo la violencia
y hasta el mar se rebeló.
Y aunque una niña cayó
muerta de su barandal,
el contraataque total
del pueblo cayó un abismo,
y tembló el imperialismo:
¡QUE SE VAYAN DEI CANAL!
Lo supo esa noche el mundo,
Panamá se defendía...
La sangre a la mar teñía
de patriotismo profundo.
Y el yanqui, pirata inmundo
por su locura mortal,
pataleaba en el final
de su sistema inhumano,
al gritar el mundo hermano:
¡QUE SE VAYAN DEL CANAL!
Nos quisieron confundir,
con sus tontos "regalitos"
sus "cuerpos de paz" benditos,
y con su "gran" porvenir ...
Podíase tan solo oír
su propaganda brutal:
"Democracia sin igual"
"Mundo Libre" sin lamentos...
¡Fuera, fuera con sus cuentos!
¡QUE SE VAYAN DEL CANA!
La "Alianza" trajo el "Progreso"
en la boca de un fusil
con la muerte estudiantil,
y el pueblo, pelea por eso.
Imperialismo poseso,
que por la furia mundial
se quiebra en su lodazal,
hoy, definitivamente,
al son de un tambor rugiente:
¡QUE SE VAYAN DEL CANAL!
La guardia en alto: ¡adelante!
¡tantos muertos, no lo olvides!
que si en fracción te divides,
te fusilará el "gigante".
Que toda la Patria cante
la jornada magistral
de la lucha desigual
de aquella noche de enero
y que grite el pueblo entero
¡QUE SE VAYAN DEL CANAL!