viernes, 29 de octubre de 2010

Mes de la Patria


La ciudad de Panamá vista desde el Cerro Ancón.

sábado, 16 de octubre de 2010

El cartel de los sapos


Como pueden observar, este es el verdadero cartel de los sapos.

martes, 12 de octubre de 2010

Viva Chile


Es de noche. Y cuando acá, en Panamá el reloj de mi computadora marca las 12:27 de la madrugada, en el frío y desertico Atacama, la capsula desciende para traer de vuelta al cuarto minero arrancado de la profundidad de la madre tierra,Carlos Mamani.
Es una noche, nochebuena. Noche de amor y de esperanza. De fé y coraje. De hermandad y lealtad.
Es una noche en que nos sentimos agradecidos por la humanidad que llevamos dentro, orgullosos de ser latinoamericanos, hermanos del pueblo chileno y de los 33 mineros que nos han dado una lección de lo que representa realmente el espíritu humano.
En estos momentos canto con Violeta Parra; "Gracias a la vida, que me ha dado tanto", y esta noche me da la oportunidad de presenciar un acontecimiento de dimension universal que espero no se repita nunca más.
Esta noche, fría y mágica en un desierto chileno, es la avanzada del día brillante y esplendoroso en que Luis Urzúa abandonará las entrañas de la mina para poner punto final a esta epopeya del esfuerzo humano.
Mientras tanto, será una larga noche y desde la cintura de América a mí, lleno de emoción y sentimientos, me costará conciliar el sueño.
Chi... Chi... Chi... le... le... le... VIVA CHILE.

jueves, 7 de octubre de 2010

Solo Justicia... no indulto.


Un periodista es simplemente un trabajador que, como muchos otros, ama su trabajo. Al igual que médicos, conductores de buses, policías u obreros de la construcción, conoce los riesgos de su profesión y los afronta con entereza y dignidad. No espera, sin embargo, emboscadas disfrazadas de accidentes, o como en el caso que nos ocupa, fallos judiciales condenatorios con ribetes de mensaje político -atentado contra la libertad de expresión-, y a años luz de la justicia.
El fallo que condena a los periodistas Sabrina Bacal y Justino González, es una estocada en el corazón de la prensa libre y la democracia. Ellos simplemente han hecho lo que saben hacer, escribir, pues son obreros de la pluma. A ellos mi admiración y respeto. Y como homenaje, dejo la última estrofa de "Canto a la bandera" de Gaspar Octavio Hernández, poema publicado en la Estrella de Panamá el 23 de mayo de 1915.

¡Bandera de la patria! Sube...,sube
hasta perderte en el azul... Y luego
de flotar en la patria del querube;
de flotar junto al velo de la nube,
si ves que el Hado ciego
en los istmeños puso cobardía,
desciende al Istmo convertida en fuego
y extingue con febril desasosiego
¡a los que amaron tu esplendor un día!

domingo, 3 de octubre de 2010

Iglesia de San Francisco de la Montaña

San Francisco de la Montaña

Si por allá llueve ...

Hace pocos días leí el siguiente artículo en el Diario El Siglo (Panamá,septiembre 20 de 2010). Es estremecedor. Aún así, me parece una crítica a las políticas falaces acerca de los derechos de los ciudadanos, sobre todo en las sociedades de consumo.

‘Miseria genera organizaciones criminales’

‘Marcola’, máximo líder criminal brasileño, cuenta su verdad

REDACCIÓN | TOMADO DE O GLOBO
Marcos Willians Herbas Camacho, mejor conocido por el sobrenombre de ‘Marcola’, es el máximo dirigente de una organización criminal carcelaria de Sao Paulo (Brasil) denominada Primer Comando de la Capital (PCC). Las respuestas de ‘Marcola’ nos aproximan a lo que puede ser el futuro de la delincuencia común en América Latina.

O Globo: ¿Usted es del PCC?

Marcola: Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria. El diagnóstico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la solución nunca aparecía… ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? Nosotros sólo éramos noticia en los derrumbes de las villas en las montañas o en la música romántica sobre ‘la belleza de esas montañas al amanecer’, esas cosas…

Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social.

O Globo: Pero la solución sería…

Marcola: ¿Solución? No hay solución, hermano. La propia idea de ‘solución’ ya es un error.

¿Ya vio el tamaño de las 560 villas miseria de Río? ¿Ya anduvo en helicóptero por sobre la periferia de San Pablo? ¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una ‘tiranía esclarecida’ que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice. Y del Judicial que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal de país, tendría que haber comunicaciones e inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales (nosotros hacemos hasta ‘conference calls’ entre presidiarios…)

Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución.

O Globo: ¿Usted no tiene miedo de morir?

Marcola: Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las villas miseria hay cien mil hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos una nueva ‘especie’, ya somos otros bichos, diferentes a ustedes.

La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tiradas en una fosa común.

¿Ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases, de ser marginal, ser héroe? Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja..! Yo leo mucho; leí tres mil libros y leo a Dante, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país..

No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. Es eso. Es otra lengua.

Está delante de una especie de post miseria.

Eso.. La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes.

O Globo: ¿Qué cambió en las periferias?

Marcola: Mandos. Nosotros ahora tenemos. ¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares como Beira Mar no manda? Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio… ¿Cuál es la policía que va a quemar esa mina de oro, entiende? Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si el funcionario vacila, es despedido y ‘colocado en el microondas’.

Ustedes son el estado quebrado, dominado por incompetentes.

O Globo: ¿Pero, qué debemos hacer?

Marcola: Les voy a dar una idea, aunque sea en contra de mí. ¡Agarren a ‘los barones del polvo’ (cocaína)! Hay diputados, senadores, empresarios, hay ex presidentes en el medio de la cocaína y de las armas. ¿Pero, quién va a hacer eso? ¿El ejército? ¿Con qué plata?

No tienen dinero ni para comida de los reclutas. Estoy leyendo "Sobre la guerra", de Klausewitz. No hay perspectiva de éxito. Nosotros somos hormigas devoradoras, escondidas en los rincones. Tenemos hasta misiles antitanque. Si embroman, van a salir unos Stinger. Para acabar con nosotros… solamente con una bomba atómica en las villas miseria. ¿Ya pensó? ¿Ipanema radiactiva?

O Globo: Pero… ¿No habrá una solución?

Marcola: Ustedes sólo pueden llegar a algún suceso si desisten de defender la ‘normalidad’.

No hay más normalidad alguna. Ustedes precisan hacer una autocrítica de su propia incompetencia. Pero a ser franco, en serio, en la moral. Estamos todos en el centro de lo insoluble. Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes no tienen salida. Sólo la mierda. Y nosotros ya trabajamos dentro de ella. Entiéndame, hermano, no hay solución. ¿Saben por qué? Porque ustedes no entienden ni la extensión del problema. Como escribió el divino Dante: ‘Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno’.