lunes, 21 de enero de 2008

Panamá en el corazón

Panamá es un país pequeño. Poco más de tres millones de personas habitan esta tierra bendecida por Dios. Como cualquier otro país, vibra con un pulso propio y no escapa de los problemas de la vida moderna.

Es bello nuestro país. Sin embargo, preocupa el crecimiento desmesurado que lo ahoga de unos años acá. Algunos piensan que esto es el desarrollo y que significa crecimiento económico tal cual lo dejan ver los indicadores mostrados por la agencias especializadas en el ramo. Yo lo veo diferente. Veo un Panamá que crece y otro de pesadillas. Un Panamá que no tiene nada que envidiarle a las más cotizadas urbes del primer mundo y otro que se hunde en el inframundo.

Y es que hay un Panamá de la abundancia (como la cornucopia en nuestro escudo), que se pasea por elegantes tiendas de exclusivos centros comerciales, que exhibe su fortuna sin sonrojo en centros de diversión, en las páginas de sociales de revistas, periódicos y otros medios electrónicos y el panamá (así en minúsculas), de la miseria, del dolor y del hambre.

Este país es la construcción social de miles de personas que a través de los años soñaron en que llegaría el día en que al fín su descendencia diría con certeza que "alcanzamos por fín la victoria". Si, victoria sobre el hambre y la miseria; sobre la indolencia y la mezquindad; sobre la perdida de nuestra herencia nacional. Sin embargo, ese día parece cada vez más lejano.

Es que el Panamá de la modernidad no es el Panamá nativo. Es un Panamá algunas veces arrogante que no logramos comprender y que cuando se da a entender lo hace con un acento extraño. Un Panamá amurallado y excluyente, sórdido y vano. Por otra parte, el Panamá criollo, el de los múltiples sacrificios, el de los sueños rotos y la mirada altiva, el de la necesidad y la resistencia sigue esperando su hora.

Quizas la realidad no sea siempre como las pinceladas que hoy brindo. Lo cierto es que es una parte importante de esa perspectiva. Hay un verso de Machado que con ligeros cambios quiero hoy aplicar al tema, y diría de esta forma:
"Panameñito que hoy vienes
al mundo te guarde Dios,
Uno de los dos Panamá
ha de helarte el corazón".

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